
Josep Dencàs i Puigdollers (Vich, 19 de marzo de 1900 – Tánger, 13 de febrero de 1966), licenciado en Medicina y político militante de Esquerra Republicana de Catalunya.
Participó en los complots previos al golpe de estado de Francesc Maciá en 1931, habiendo participado en la fundación de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) unos días antes.
Fue elegido diputado de ERC por la circunscripción de Barcelona (capital) en las elecciones generales de junio de 1931 y en las primeras elecciones al Parlamento de Cataluña, en 1932. Durante estos meses se centró en organizar las Joventuts d’Esquerra Republicana-Estat Català (JEREC), con el objetivo de ir ganando peso dentro de la propia ERC.
También estuvo detrás de la creación de unos grupos de acción, los llamados «Escamots», que el propio Dencàs dirigió.
En diciembre de 1932, fue nombrado consejero de Sanidad y Asistencia Social en el gobierno de Francesc Macià y, posteriormente, consejero de Gobernación en el primer gobierno de Lluis Companys en enero de 1934.
Puesto al frente del Orden Público, practicó una dura campaña de represión contra los anarquistas de la CNT-FAI. Esgrimiendo el argumento de la campaña contra el terrorismo «faísta», Dencàs ordenó el desarme del Somatén y puso sus fusiles Remington a disposición de las JEREC. Según cuenta Hidalgo, entonces ministro de defensa de la República, Dencás se presentó el mismo año 1934 en el Ministerio para, tras grandes muestras de lealtad y amor a la República, solicitar autorización para adquirir para la Generalitat varias ametralladoras. El ministro le agradeció las adhesiones y archivó la petición en el «cajón de las peticiones absurdas» (véase el libro de Hidalgo «¿Por qué fui lanzado del Ministerio de la Guerra?).
Influido por las ideas de Pere Màrtir Rossell i Vilar, Dencàs se autodefinía como «nacional socialista».
Fue considerado uno de los líderes más violentos del JEREC, y líder del «fascismo catalán».
Josep Dencàs, fue un rendido admirador de Mussolini que esperaba «poder implantar un día el fascismo en Cataluña». Así, el 22 de octubre de 1933, ocho mil milicianos uniformados de las JEREC desfilaron militarmente en Montjuïc, vestidos con camisa militar verde, pantalones oscuros de pana, correajes de cuero y botas forradas de hierro, escucharon en formación los discursos de Miquel Badia, de Josep Dencàs y el presidente Francesc Macià.

El 24 de octubre de 1933, un grupo de escuadristas (escamots) asaltó a punta de pistola la imprenta donde se imprimía el semanario humorístico El Bé Negre, dirigido por Josep Maria Planes, produciendo algunos desperfectos, al tiempo que destruían y secuestraban los cinco o seis mil ejemplares del número de esa publicación en curso de impresión. No se detuvo a nadie; el redactor, que había ofendido a algunos dirigentes de ERC y de Estat Català, huyó prudentemente a otro país. El propietario de la imprenta presentó cargos por destrucción de una serie de herramientas de trabajo y destrucción de maquinaria contra el confeso participante en el asalto, Jaume Aiguader (hijo del alcalde de Barcelona y dirigente de ERC con el mismo nombre), que había estado al mando, con su tío Artemi, del escuadrón (escamot) de los 15 asaltantes del semanario.
En los meses siguientes, la actuación de los escamots se amplió en acciones que tenían como objetivo reventar las huelgas y boicotear los mítines de los partidos rivales. Al mismo tiempo, Miquel Badia y Josep Dencàs se hacían con los resortes efectivos de Gobernación y Orden Público. Mientras tanto, Durruti, Ascaso y Combina intervenían en los mítines masivos confederales en la campaña abstencionista de la CNT.
En junio de 1934, durante una entrevista con el Vicecónsul italiano en Barcelona, Dencàs llegó a declarar que era un «ferviente militante fascista camuflado». Como consecuencia de la entrevista, la embajada italiana de Madrid habría encomendado al vicecónsul —Alessandro Majeroni— que iniciara un acercamiento a Dencàs.
El grupo de Dencàs, su Estat Catalá, con Nosoltres Sols! y el PNC intentaronmantener el vínculo con el régimen nazi, el cual, a la postre, les ignoró.
Era el consejero de Gobernación de la Generalidad de Cataluña durante la proclamación del Estado Catalán el 6 de octubre de 1934 por Lluís Companys. De hecho, fue uno de los máximos responsables de la proclamación unilateral del Estado Catalán el 6 de octubre de 1934 (golpe de estado de Lluís Companys en 1934). En los meses previos, durante la crisis institucional que hubo entre el gobierno de la República y la Generalidad, Dencàs había mantenido contactos con diplomáticos de la Italia fascista en vistas a una posible cooperación. A partir del mes de junio de aquel año, desde su cargo se dedicó a organizar los preparativos para la rebelión contra el gobierno central. Llegado el momento, fue el responsable directo de la formación de grupos paramilitares que él mismo dirigía y la detención de varios militantes anarquistas de la CNT. Sin embargo, en apenas diez horas las fuerzas leales al gobierno de Madrid lograron poner fin a la rebelión. Tras su fracaso, optó por exiliarse, emprendiendo la huida por las alcantarillas de Barcelona. Habiendo sido el encargado de organizar la insurrección independendista, su posterior fracaso supuso un descrédito para la imagen de Dencàs. No obstante, algún autor le ha ubicado un papel meramente instrumental, como un medio de provocación al gobierno de la República.
Se criticó mucho su actuación como consejero de Gobernación cuando, ante la respuesta de los militares leales al gobierno, sus guerrillas desaparecieron y él mismo huyó del Palacio de la Generalitat por las alcantarillas, mientras otros grupos que habían participado en el intento lucharon hasta el final, como fueron los resistentes en el local del Centro Autonomista de Dependientes del Comercio y de la Industria (CADCI).
Dencàs regresó a Cataluña en 1936 y forzó la salida de Estat Català de ERC; la refundación del partido vino de la militancia que le era adepta y procedía de las JEREC, Nosaltres Sols!, el Partit Nacionalista Català (PNC) y elementos de Estat Catalá.
Entre los sectores anarquistas todavía se le recuerda por sus campañas de represión contra la CNT-FAI.